FUERZA, GRANDEZA, ARTESANOS Y EL PODERIO DE TEOTIHUACAN.
El
desarrollo de Teotihuacan fue lento. Hacia el año 400 a.C., la población constituía un
asentamiento de unas cuantas aldeas a las que se sumarían los sobrevivientes de
Cuicuilco, los cuales contribuyeron a engrandecer la ciudad. Este centro
ceremonial alcanzó su máximo esplendor entre los años 350 y 650 d.C.
La
fuerza de la organización teotihuacana, y de otras culturas clásicas, derivaba
de la religión. En Teotihuacan se veneraron dioses como: Tláloc (dios de la
lluvia) y Quetzalcóatl (señor del viento y de la aurora), que posteriormente
fueron adoptados por otros pueblos.
La grandeza de
este Estado teocrático se produjo gracias al poder político ejercido por los
sacerdotes, quienes monopolizaban los conocimientos, cumplían las funciones
religiosas, controlaban la administración, la producción y el comercio.
Teotihuacan fue una gran sede comercial. Construyó canales para la irrigación de
sus parcelas y llegó a controlar la producción de toda la cuenca de México. Se
hicieron grandes plazas, habitaciones para los sacerdotes, una calle principal
conocida como Calzada de los Muertos y grandes templos dedicados al Sol,
la Luna y
Quetzalcóatl. Las paredes de los templos se aplanaban con una masa de yeso y
arena, llamada estuco, sobre la cual pintaban murales. Alrededor del centro
ceremonial vivía la gente del pueblo.
Los artesanos
teotihuacanos fueron muy apreciados en Mesoamérica; hicieron vasijas, ollas,
platos y vasos que se diferencian de la cerámica de otras culturas por el color
y el decorado. Cerca de Teotihuacan se encontraban importantes yacimientos de
obsidiana, cristal volcánico de color negro usado para fabricar herramientas e
instrumentos de trabajo. Con la obsidiana y el jade tallaron máscaras,
cuchillos, orejeras, collares y figurillas; también trabajaron la concha y el
hueso.
El
poderío de los teotihuacanos se eclipsó intempestivamente, entre el año 650 y
700 d.C. Teotihuacan sufrió una gran emigración de la que se desconocen las
causas. El único rastro de su cultura se depositó en los toltecas, los cuales
conservaron muchos de sus rasgos y harían gala de haberse convertido en sus
descendientes.
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